jueves, 19 de mayo de 2011

El Señor no olvida a los suyos

¿ Se olvidará la mujer de lo que dio a luz, para dejar de compadecerse del hijo de su vientre? Aunque olvide ella, yo nunca me olvidaré de ti    (Isaías 49:15)

     Entre las personas más fieles para con los suyos, se encuentra una madre; sin embargo, la historia nos confirma que algunas han abandonado su hijos, otras los han descuidado, otras los han entregado al cuidado de otros, etc.    Entre los  más fieles están también los hermanos, por cuyas venas corre la misma sangre; sin embargo, los hermanos de José lo vendieron buscando su mal.       No podemos dejar de mencionar entre los fieles a aquellos que nos deben algún gran favor; sin embargo, José hizo un inmenso favor al copero de Faraón, pero a pesar de este favor, el copero se acordó de José dos (2) años más tarde.
       ¡Qué decepcionante es para aquellos cuya esperanza está en otro ser humano!  Cualquiera te puede fallar, con intención o sin intención.   Lo grandioso es que el Señor nunca se olvidará de los suyos, siempre su mano compasiva estará dispuesta para ayudarnos.
       Es posible que pasemos un largo tiempo de escases, o un largo período de tribulación, o un largo período esperando la respuesta a una oración, o un largo período de enfermedad o cualquier otra cosa.  Pero hay una realidad que nadie puede opacar: El Señor nunca se olvidará de uno de los suyos.    Nuestros nombres están esculpidos en las palmas de las manos de nuestro Señor.    Nadie deja de ver sus manos, es la parte del cuerpo que más frecuentemente miramos, de la misma manera el Señor está continuamente pendiente de nosotros, nos tiene presente.
     Un niño se siente cuidado y atendido si su madre está parada frente a su cuna observándole.     La bendición de los que están en Cristo es superior, el mismo Señor está atento a cada aspecto de su vida, nunca se descuida porque nos tiene presentes.   Ni siquiera las puertas del Hades pueden prevalecer contra nosotros; en el Señor podemos estar confiados y sin temor.   Nuestra confianza en Él exalta la gloria de su fidelidad.    Descansemos, pues, en Él sin temor, Él sabe cuando calmará la tempestad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario