martes, 5 de julio de 2011

¿Qué es ser santo?

Nuestro Reto es vivir en Santidad
por Guillermo Watts       
1 Pedro  1: 15-16
 “sino,  como aquel que os llamó es santo,  sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir;
Porque escrito está:  Sed santos,  porque yo soy santo.”

=>¿Qué es ser santo?
          Es la palabra griega (jagios, diccionario Vine, G40 de Strong), fundamentalmente significa separado y  por ello en la Escritura, en su sentido espiritual, significa separado del pecado y consagrado a Dios.
             Por lo cual, santos no son aquellos hombres del pasado, que por sus obras los han inmortalizado.    Santos son todos aquellos que han sido transformados por el Espíritu de Dios.   Fil 4:2    ;     Judas 3   ;   Romanos 15:25
          Por esta razón podemos definir la santificación como aquella obra interna que el Señor Jesús hace a través del Espíritu Santo en el creyente.     El señor también lo separa de su amor natural al pecado y al mundo,  y pone un nuevo principio en su corazón, que lo hace apto para el desarrollo de una vida devota.
            Para efectuar esta obra el Espíritu Santo se sirve, generalmente, de la palabra de Dios, aunque algunas veces hace uso de las aflicciones y de su providencia  (Hebreos 12:10)
Heb 12:10 “ Porque ellos nos disciplinaban por pocos días como les parecía, pero El nos disciplina para nuestro bien, para que participemos de su santidad. “
La santidad personal tiene 2 aspectos: externo e interno.

(2 corintios 7:1)
  Así que,  amados,  puesto que tenemos tales promesas,  limpiémonos de toda contaminación de carne y de espíritu,  perfeccionando la santidad en el temor de Dios.”

          Lo externo quiere decir el cuerpo; o sea que el cristiano ha de alejarse físicamente del pecado.          El viejo hombre en nosotros desea aquellas cosas contrarias a la voluntad de Dios.    Estos deseos crean una lucha en el cristiano porque el Espíritu Santo desea aquello que es la voluntad de Dios.    Gálatas 5:17).
Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne, pues éstos se oponen el uno al otro, de manera que no podéis hacer lo que deseáis. “

             Estos deseos  que proceden del viejo hombre, para ser ejecutados necesitan de los miembros de nuestro cuerpo y para que eso se realice  se necesita que nuestra voluntad dé el permiso.    Pero gracias a Dios, como el nos libertó en Cristo, podemos decir: No.
             ¿Cuáles pecados podríamos mencionar que se cometen con el cuerpo?       Fornicación, palabras deshonestas, chisme, murmuración mentiras, adulterio, homicidios, pleitos…..      en fin es la conducta visible de la persona.      ¿Cómo se comporta?   ¿Cómo responde con sus labios?

El aspecto interno:
          Para cultivar la santidad interna debemos entender que Dios conoce nuestro interior.
          ¿Puede alguien mencionar un pasaje que afirme que Dios conoce el interior  del ser humano?
Salmos 139: 1-4;    “….Pero Jehová mira el corazón   (1 Samuel 16:7)                    Hebreos 4:13
          Este conocimiento  es el timón regulador de lo que hacemos en secreto y de los pensamientos e intensiones internas.
              Debemos, pues, estar alertas contra aquellas cosas que resultan estimulantes a pensamientos impuros. Por ejemplo, debemos cuidarnos de lo que ven nuestros ojos.      Entre las cosas que contaminan a nuestro ser interno se encuentran:     el odio , los celos, el resentimiento, arranque de ira, ambición, envidia, orgullo, etc.     
           Es por esto que encontramos al salmista orando:     “escudríñame, oh Jehová, y pruébame; examina mis íntimos pensamientos y mi corazón”. (Salmos 26:2).
              Cuando existe un sincero deseo de corazón de andar limpiamente delante del Señor estaremos en disposición No sólo de pedir a Dios que nos haga ver nuestros más íntimos pecados, sino que estaremos dispuestos a abandonarlos.        ¡Cuánta razón tiene Salomón al decirnos que guardemos nuestro corazón, que estemos alertas contra lo que entra en él!       David oraba:   “Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio,
Y renueva un espíritu recto dentro de mí”.   Salmos 51:10     
Para Concluir:
             Cultivar la santidad en nuestra vida nos hace semejantes a nuestro Padre Celestial