miércoles, 4 de abril de 2012

LOS SUFRIMIENTOS DE CRISTO EN LA CRUZ.

                                                        La Romana, R.D.
                                                    09 de marzo de 2012
Cristo en la Cruz
Por: GuillermoWatts
Actualmente, podemos decir con pena, que la muerte de Cristo ha sido dejada como un recuerdo triste o sencillamente una cruz, pero es más que eso, la muerte de Cristo está llena de significado.    Leamos una narración de esta muerte.
Marcos 15:15- 41
Mar 15:15  Y Pilato,  queriendo satisfacer al pueblo,  les soltó a Barrabás,  y entregó a Jesús,  después de azotarle,  para que fuese crucificado.
Mar 15:16  Entonces los soldados le llevaron dentro del atrio,  esto es,  al pretorio,  y convocaron a toda la compañía.
Mar 15:17  Y le vistieron de púrpura,  y poniéndole una corona tejida de espinas,
Mar 15:18  comenzaron luego a saludarle:  ¡Salve,  Rey de los judíos!
Mar 15:19  Y le golpeaban en la cabeza con una caña,  y le escupían,  y puestos de rodillas le hacían reverencias.
Mar 15:20  Después de haberle escarnecido,  le desnudaron la púrpura,  y le pusieron sus propios vestidos,  y le sacaron para crucificarle.
Mar 15:21  Y obligaron a uno que pasaba,  Simón de Cirene,  padre de Alejandro y de Rufo,  que venía del campo,  a que le llevase la cruz.
Mar 15:22  Y le llevaron a un lugar llamado Gólgota,  que traducido es:  Lugar de la Calavera.
Mar 15:23  Y le dieron a beber vino mezclado con mirra;  mas él no lo tomó.
Mar 15:24  Cuando le hubieron crucificado,  repartieron entre sí sus vestidos,  echando suertes sobre ellos para ver qué se llevaría cada uno.
Mar 15:25  Era la hora tercera cuando le crucificaron.
Mar 15:26  Y el título escrito de su causa era:  EL REY DE LOS JUDÍOS.
Mar 15:27  Crucificaron también con él a dos ladrones,  uno a su derecha,  y el otro a su izquierda.
Mar 15:28  Y se cumplió la Escritura que dice:  Y fue contado con los inicuos.
Mar 15:29  Y los que pasaban le injuriaban,  meneando la cabeza y diciendo:  ¡Bah!  tú que derribas el templo de Dios,  y en tres días lo reedificas,
Mar 15:30  sálvate a ti mismo,  y desciende de la cruz.
Mar 15:31  De esta manera también los principales sacerdotes,  escarneciendo,  se decían unos a otros,  con los escribas:  A otros salvó,  a sí mismo no se puede salvar.
Mar 15:32  El Cristo,  Rey de Israel,  descienda ahora de la cruz,  para que veamos y creamos.  También los que estaban crucificados con él le injuriaban.
Mar 15:33  Cuando vino la hora sexta,  hubo tinieblas sobre toda la tierra hasta la hora novena.
Mar 15:34  Y a la hora novena Jesús clamó a gran voz,  diciendo:  Eloi,  Eloi,  ¿lama sabactani?  que traducido es:  Dios mío,  Dios mío,  ¿por qué me has desamparado?
Mar 15:35  Y algunos de los que estaban allí decían,  al oírlo:  Mirad,  llama a Elías.
Mar 15:36  Y corrió uno,  y empapando una esponja en vinagre,  y poniéndola en una caña,  le dio a beber,  diciendo:  Dejad,  veamos si viene Elías a bajarle.
Mar 15:37  Mas Jesús,  dando una gran voz,  expiró.
Mar 15:38  Entonces el velo del templo se rasgó en dos,  de arriba abajo.
Mar 15:39  Y el centurión que estaba frente a él,  viendo que después de clamar había expirado así,  dijo:  Verdaderamente este hombre era Hijo de Dios.
Mar 15:40  También había algunas mujeres mirando de lejos,  entre las cuales estaban María Magdalena,  María la madre de Jacobo el menor y de José,  y Salomé,
Mar 15:41  quienes,  cuando él estaba en Galilea,  le seguían y le servían;  y otras muchas que habían subido con él a Jerusalén.

Gota a gota nuestro Señor Jesús sufrió nuestros pecados, fue injuriado y maltratado sin haber pecado:
“¿Quién de vosotros me redarguye de pecado? Pues si digo la verdad, ¿por qué vosotros no me creéis?”  (Juan 8:46)
“el cual no hizo pecado, ni se halló engaño en su boca”(1Pedro 2:22)
Toda la ira  de Dios el Padre cayó sobre Él; toda la ira de un Dios justo fue derramada sobre Cristo Jesús.  Desde injurias hasta sufrimientos físicos, todo recayó sobre Él.    La crucifixión se llevó a cabo a las 9:00 de la mañana, Él no quiso ser aturdido con nada sino que estuvo dispuesto a sufrir de manera consciente hasta la última gota de sufrimiento.
El Señor Jesús incluso fue contado con los inicuos, dos ladrones fueron puestos también con Él; de modo que al preguntar, tendrían que decir:  “las peores personas están allí colgadas”.   El contó como un inicuo más.     Sin embargo, como se acostumbraba a escribir encima de la cruz la causa por la cual se crucificaba a la persona, de Cristo no se le escribió sino: “El rey de los judíos”.
Porque no fue su pecado que lo llevó allí, sino el pecado nuestro.     ¡Cuánta vergüenza arropó a Jesús al verse en medio de conocidos ladrones!
V29 Mar 15:29  Y los que pasaban le injuriaban,  meneando la cabeza y diciendo:  ¡Bah!  tú que derribas el templo de Dios,  y en tres días lo reedificas,
è La gente que pasaba se burlaba, tomaba las verdaderas palabras que sus labios habían pronunciado para burlarse de Él.       No reflexionaban en las verdades que Él había pronunciado, sino que se burlaban.    Aun esto es un aguijón para el corazón de uno que sabe que no les ha engañado, de uno que valora mucho esas palabras y ver como la menosprecian y se burlan.
V32 è
Mar 15:32  El Cristo,  Rey de Israel,  descienda ahora de la cruz,  para que veamos y creamos.  También los que estaban crucificados con él le injuriaban.

 Todos parecían unirse al coro de injurias, la población, los sacerdotes e incluso los que eran castigados por sus pecados.     Pero aparte de esto, todo parecía indicar que los  tres años y medio que anduvo predicando el Evangelio había sido en vano; los sacerdotes continuaban exigiendo ver alguna obra grandiosa para poder creer.
  “Entonces respondieron algunos de los escribas y de los fariseos,  diciendo:  Maestro,  deseamos ver de ti señal.
  El respondió y les dijo:  La generación mala y adúltera demanda señal;  pero señal no le será dada,  sino la señal del profeta Jonás.”
   (Mateo 12:38-39; )
  Vinieron los fariseos y los saduceos para tentarle,  y le pidieron que les mostrase señal del cielo “(Mateo 16:1)
Aun en el último momento esta gente permanece en incredulidad,  esto martirizaba la sensible alma del Señor Jesucristo, al  ver la consistente incredulidad de su gente, Él lamentó al entrar en Jerusalén, por la incredulidad de ellos:
“¡Jerusalén,  Jerusalén,  que matas a los profetas,  y apedreas a los que te son enviados!  ¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos,  como la gallina junta sus polluelos debajo de las alas,  y no quisiste!”
 (Mateo 23:37)
A que se
V31 èMar 15:31  De esta manera también los principales sacerdotes,  escarneciendo,  se decían unos a otros,  con los escribas:  A otros salvó,  a sí mismo no se puede salvar.
 Ellos se burlaron incluso de los momentos en que el salvó a personas perdonándoles los pecados, Ellos le decían: “si tu salvas a aquellos de sus pecados, ¿Cómo es que estás colgado de un madero como un pecador?”
La burla más tenaz la sufrió Jesús allí colgado, sin refutar nada y sin poder evitar el sufrimiento.
Esto hace retumbar en nuestros oídos la palabra del profeta Isaías cuando hablaba de Cristo:
  “..Jehová quiso quebrantarlo,
Sujetándole a  padecimiento..”    (Isaías 53:9-10)
Allí estaba el Padre como “sujetando” literalmente al Hijo para que sufriera.
V33 èMar 15:33  Cuando vino la hora sexta,  hubo tinieblas sobre toda la tierra hasta la hora novena.

 Tres lentas horas de injurias e insultos, cuando, al mismo medio día todo se oscurece, se torna en tinieblas por tres horas.      Las tinieblas simbolizan el juicio de Dios, miseria y abandono.   El infierno fue al Calvario aquel día.    En las Escrituras cuando se habla del infierno se habla de él como de densas tinieblas y como de un fuego que nunca se apaga.  Esto es dolor y confusión perpetua.
Estos son fuentes sin agua,  y nubes empujadas por la tormenta;  para los cuales la más densa oscuridad está reservada para siempre.
 (2 Pedro 2:17)
Rev 6:12  Miré cuando abrió el sexto sello,  y he aquí hubo un gran terremoto;  y el sol se puso negro como tela de cilicio,  y la luna se volvió toda como sangre;
Rev 6:13  y las estrellas del cielo cayeron sobre la tierra,  como la higuera deja caer sus higos cuando es sacudida por un fuerte viento.
Rev 6:14  Y el cielo se desvaneció como un pergamino que se enrolla;  y todo monte y toda isla se removió de su lugar.
Rev 6:15  Y los reyes de la tierra,  y los grandes,  los ricos,  los capitanes,  los poderosos,  y todo siervo y todo libre,  se escondieron en las cuevas y entre las peñas de los montes;
Rev 6:16  y decían a los montes y a las peñas:  Caed sobre nosotros,  y escondednos del rostro de aquel que está sentado sobre el trono,  y de la ira del Cordero;
Rev 6:17  porque el gran día de su ira ha llegado;  ¿y quién podrá sostenerse en pie?
(Apocalipsis 6:12-17)

De todo este juicio de que nos habla esta porción de Apocalipsis, esa condenación que sufrirán eternamente quienes han rechazado a Cristo como salvador, ese juicio de Dios cayó sobre Cristo, para que todo aquel que esté amparado, cobijado en él esté asimismo protegido del juicio de Dios por el pecado.
Todo el juicio de Dios por nuestro pecado fue sobre Cristo, un inocente estaba sufriendo lo que a nosotros nos tocaba.    ¿Cómo se sentirían aquellos que presenciaban lo que estaba pasando?    En la hora de mayor luz había tinieblas.   ¡Cómo serán las tinieblas eternas!
V34 è Mar 15:34  Y a la hora novena Jesús clamó a gran voz,  diciendo:  Eloi,  Eloi,  ¿lama sabactani?  que traducido es:  Dios mío,  Dios mío,  ¿por qué me has desamparado?
Todo esto lleva a Jesús a clamar: “¿Por qué me has desamparado?”
Cristo nunca había experimentado la más leve separación de Dios el Padre; pero ahora que se encontraba sufriendo agonías indescriptibles como juicio por el pecado que llevaba, Él clama a su Dios.       En ese momento todo el juicio divino era sobre Él.  Estaba siendo “hecho pecado” por nosotros  (2 Corintios 5:21).   Estaba siendo hecho “maldición” (Gálatas 3:13).
Estaba siendo “herido por nuestras rebeliones y molido por nuestro pecados”.  Jehová estaba cargando en Él “la iniquidad de todos nosotros” (Isaías 53).
Todo cuanto sufrirá un pecador por la eternidad, Cristo lo sufría:   - estar desamparado de Dios, de Aquel que siempre fueron una misma persona.  
-  clamar y no ser atendido,
- experimentar una completa desesperanza.
Ahora lo que afligía Su alma –no era el desamparo de los discípulos,   - ni el de sus hermanos incrédulos,    - ni la incredulidad de los judíos, sus hermanos de nación,   sino el desamparo de Dios.
Desamparo de Dios es que Dios no sólo retira sus gracias, que son muchas, sino que también se aparta, su presencia ya no está.    No hay cosa más terrible que este desamparo.    Si nos desampara un amigo, nos duele pero otro le sustituye.   Pero Dios es el todo de todo, fuera de Dios no hay más.
Aquí entendemos que el hombre aparta a Dios de su vida para ocuparse en los deleites, pero ahora es Dios que los desampara a ellos.   Eso estaba sufriendo Cristo como si fuera un vil pecador.
Nosotros no podemos saber plenamente qué se experimenta cuando Dios desampara una persona; pero sabemos que es lo más terrible que nos podamos imaginar.

Aplicación.-
1.- ¡Eso costó nuestra salvación!
Cómo escaparemos nosotros si descuidamos una salvación tan grande!     (Hebreos 2:3).
“…ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor,…”      (Filipenses 2:12)
¡Cuántos cristianos se olvidan de esto alto precio y juegan con el pecado¡
¡Cuántos cristianos parecen ignorar la agonía del desamparo divino al descuidar su vida espiritual:
-       Pretenden sobrevivir con la mínima cantidad de oración.
-       No hacen el esfuerzo por tener un conocimiento más claro de las enseñanzas a fin de fortalecer su fe.
-       Descuidamos la predicación, no tratamos de venir preparados al culto, no tratamos de venir descansados…

2.- Aunque no hemos ido al infierno a saber lo que sufre un  alma distanciada de Dios, esta enseñanza nos muestra la agonía del desamparo.   ¿Para qué?
è Para que huyamos del pecado y procuremos que otros también lo hagan.       Estar en aquel lugar siendo desamparado de Dios para siempre es la condenación más terrible que ser alguno pudiera sufrir, aquí nosotros todos, cristianos y no cristianos disfrutamos lo que llamamos la gracia común de Dios, donde todo ser sobre la tierra disfruta de sostén, alimento, fuerzas, favores de Dios como es el sol, la lluvia, etc.   En fin todos nos beneficiamos con los favores de Dios para nuestra vida.     Pero en aquel lugar de castigo la persona sufrirá un desamparo completo y para siempre.    Luk 16:24  “Entonces él,  dando voces,  dijo:  Padre Abraham,  ten misericordia de mí,  y envía a Lázaro para que moje la punta de su dedo en agua,  y refresque mi lengua;  porque estoy atormentado en esta llama.”
Este es el ejemplo de uno que vivió toda su vida en los deleites y para los deleites de este mundo.   La historia no registra que fuera un borracho o un ladrón, ni un criminal, sino uno que decidió vivir su vida para el disfrute sin tomar a Dios en cuenta.      Además es el único testimonio que nos ha dado Cristo de uno que haya estado en el lugar de tormentos, entiendo pertinente leer esa parábola que pronunciaron los labios del mismo Cristo, de ese ser compasivo sin igual que anduvo sobre esta tierra, pero que nunca ocultó  las verdades que afectaban el alma de los seres humanos, sino que les habló para que evitaran llegar a ese irreparable momento.
Este hombre en el lugar de tormentos clama, no por comodidades, ni mucho menos por ser sacado de allí,  ya que eso ni imaginárselo, sino que clama por un  dedo untado de agua, un leve alivio, una leve gracia de Dios de las tantas que  Dios da a los que habitan la tierra y de las tantas que este mismo hombre había recibido.      Para sorpresa de él y conocimiento de nosotros, esa leve gracia, esa leve misericordia le fue negada rotundamente.
El destino de las almas está muy lejos de ser un juego o un invento humano, seres creados a la imagen de Dios, tenemos un alma eterna, muy codiciada por Satanás, quien desea arruinar eternamente el alma de los hombres desde que fuimos creados, allí en Adán.    El destino eterno de un alma solo depende, únicamente depende de que esa alma esté amparada en Jesucristo como su salvador, aquel que sufrió la ira de Dios y murió para dar vida a los que vienen a Él arrepentidos y creyendo firme y únicamente que Él es el Salvador.


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