miércoles, 4 de abril de 2012

                                                              23 de marzo de 2012

CÓMO VIVIR PLENAMENTE PARA DIOS
           Por Guillermo Watts

Si me tocara clasificar los tiempos actuales, los clasificaría de tiempos de apatía e indiferencia hacia la religión.     La mayoría de las personas se encuentran sumergidas en sus propias vidas, y parecen no preocuparse por sus almas, parece como que el tiempo que transcurre estuviera en sus manos, como si la vida les diera la oportunidad que ellos quisieran y cuantas veces la desearan.    La palabra pecado, algunos intentan hacerla desaparecer del diccionario de sus conciencias, sustituyéndola por otros términos, enseñan que el pecado es asunto de cómo veas las cosas y en otros casos es algo anticuado y pasado de moda, según ellos las naciones avanzadas tecnológicamente no toman en cuenta estos asuntos.   Sin embargo en el diccionario de Dios la palabra pecado no es un arcaísmo, sigue siendo todo aquello que a Dios le desagrada y daña nuestras almas llevándolas finalmente a la condenación. 

1Sa 15:22  “Y Samuel dijo: ¿Se complace Jehová tanto en los holocaustos y víctimas,  como en que se obedezca a las palabras de Jehová?  Ciertamente el obedecer es mejor que los sacrificios,  y el prestar atención que la grosura de los carneros.
1Sa 15:23  Porque como pecado de adivinación es la rebelión,  y como ídolos e idolatría la obstinación.  Por cuanto tú desechaste la palabra de Jehová,  él también te ha desechado para que no seas rey.”

 REGLAS ESPECIALES PARA VIVIR PLENAMENTE ANTE DIOS.

En esta ocasión, les compartiré algunas reglas de conducta particulares las cuales aconsejo de todo corazón  a todos los oyentes que hoy nos han sintonizado, sea a través de la radio o el internet. 

(1) En primer lugar, resuelve de inmediato, con la ayuda de Dios, romper con todo pecado conocido, no importa lo pequeño que sea.   
Mira en tu interior. Examina tu propio corazón. ¿Ves allí alguna costumbre o hábito que sabes que es malo a los ojos de Dios? Si es así, no dilates ni un momento en atacarlo.   Resuelve de inmediato echarlo a un lado. 
Nada oscurece tanto los ojos de la mente, y con toda certeza cauteriza la conciencia, como lo hace un pecado consentido, un pecado al cual has permitido la residencia en tu corazón y tu vida.    Puede que sea un pequeño pecado, pero el hecho de que sea pequeño no lo hace menos peligroso.   Una pequeña grieta hundirá un gran barco, y una pequeña chispa encenderá un gran fuego, y de la misma manera un pequeño pecado consentido arruinará un alma inmortal.     Adán pecó una sola vez y esa sola vez fue suficiente para que Dios le echara del huerto y cayera sobre él todas las desgracias que hoy sufre también la humanidad.
 Acepta mi consejo, y nunca consientas un pequeño pecado.     Todos los vicios iniciaron en la persona como algo pequeño, fueron unos centavos los que tomó aquel jovencito  la primera vez, antes de convertirse en un vulgar ladrón.
Actúa tú con el mismo principio, y no muestres ninguna misericordia a los pecados pequeños.     Bien dice el libro de Cantares, "cazadnos las zorras, las zorras pequeñas, que echan a perder las viñas"       (Cantares 2:15). 
Puedes estar seguro de que ningún hombre malvado tuvo nunca la intención de ser tan malvado en sus inicios.   Pero comenzó con permitirse a sí mismo alguna pequeña falta, y eso llevó a algo más grande, y eso a su tiempo produjo algo más grande todavía, y de ese modo llegó a ser el miserable ser que es ahora.     Él permitió que el pecado echara raíces en su corazón, y al final hizo todo esto. 
Mi amigo que me escuchas, Joven que me escuchas, resiste el pecado en sus comienzos.   Estos pueden parecer pequeños e insignificantes, pero considera lo que te digo, resístelos, no hagas ningún compromiso con el pecado, no consientas que ningún pecado habite tranquilamente y sin ser perturbado en tu corazón.      No hay nada más pequeño y delgado que la punta de una aguja, pero cuando esta ha hecho un hueco, hace pasar todo el hilo detrás de ella.     Recuerda las palabras del apóstol:  "Un poco de levadura leuda toda la masa" (1 Corintios 5:6). 

Muchos personas podrían decirte con pesar y vergüenza, que ellos ubican la ruina de todas sus perspectivas mundanas en el punto del que te estoy hablando --el dar paso al pecado en sus comienzos.      Comienzan con hábitos de mentira y deshonestidad en cosas pequeñas, y estas crecen en ellos.     Paso a paso, han ido de mal en peor, hasta que han hecho cosas que una vez ellos pensaron que sería imposible que las hicieran; hasta que al fin han perdido su empleo, su carácter, su tranquilidad, y muy pronto también han de perder sus almas.
   Permitieron una brecha en la pared de sus conciencias, porque parecía pequeña y una vez que la permitieron, esa brecha se hizo más grande cada día, hasta que a la larga toda la pared pareció derrumbarse.  Este derrumbe significa, que la conciencia ya no le responde, puede hacer males sin sentirse culpable.

Recuerda esto especialmente en asuntos de verdad y honestidad.    Ten conciencia de pequeñeces y sílabas.   "El que es fiel en lo muy poco, también en lo más es fiel" (Lucas 16:10).   No importa lo que al mundo le plazca decir, no hay pecados pequeños.   Todos los grandes edificios están hechos de partes pequeñas; el primer block es tan importante como cualquier otro.   Todos los hábitos se forman por una repetición de pequeñas acciones, y la primera pequeña acción tiene una poderosa consecuencia. El diablo solamente quiere conseguir la uña de un pequeño pecado consentido dentro de tu corazón, y pronto tú serás del todo propiedad de él.

Hay dos maneras de bajar desde el tope del campanario de una iglesia. Una es arrojándose de un salto, y la otra bajando peldaño por peldaño; pero ambas te dirigirán hasta el fondo.   Así también hay dos maneras de ir al infierno: una es caminando hacia este con los ojos abiertos --pocas personas hacen esto; y la otra es yendo allá al paso de pequeños pecados-- y esa manera, me temo, es demasiado común.   Tolera unos pocos pecados pequeños, y pronto querrás unos pocos más.   Aun un inconverso dijo: "¿Quién estuvo jamás contento con solamente un pecado?"        Y entonces tu curso será regularmente peor y peor cada año.   Bien describió Jeremy Taylor (escritor inglés del siglo XVII) el progreso del pecado en un hombre: "Primero este lo asusta, después se le hace placentero, después fácil, entonces deleitoso, luego frecuente, más tarde habitual, ¡y por último confirmado! --entonces el hombre es impenitente, también  obstinado, y por tanto resuelve nunca arrepentirse, de esta manera entonces él está condenado." 

Mi amigo oyente, Joven amigo que me escuchas, si tú no quieres llegar a esto, recibe la regla que yo te doy este día, --resuelve romper de inmediato con todo pecado conocido. 

(2) Por otro lado, resuelve, con la ayuda de Dios, huir de todo aquello que te hace pecar. 

Es un excelente dicho de un pastor que dijo: "Aquel que quiera ser salvo de las obras del mal, debe evitar ampliamente las ocasiones del mismo."    No es suficiente que determinemos no cometer ningún pecado, no beber , no fumar, no engañar más a la pareja,  o no mentir;  debemos mantenernos cuidadosamente a distancia de todo aquello que puede llevarnos o inducirnos a pecar.   Es a esta prueba a la que debemos someter la manera en que usamos el tiempo, los libros que leemos, las familias que visitamos, la compañía con la cual andamos.    No debemos contentarnos a nosotros mismos diciendo, "No hay nada malo en esto;"   tenemos que ir más lejos y preguntarnos, "¿Hay algo en esto que puede ser para mí ocasión de pecado?" 

Esta, recuérdalo, es una gran razón de por qué la ociosidad tiene que ser en gran manera evitada.  No es que el estar sin hacer nada sea en sí mismo tan malo; es la oportunidad que esto proporciona para los malos pensamientos y vanas imaginaciones; es la amplia puerta que se abre a Satanás para introducir las semillas de las cosas malas; es esto lo que debe ser principalmente temido.   Si David no le hubiera dado ocasión al diablo al estar ocioso sobre el terrado de la casa en Jerusalén, probablemente nunca hubiera visto a Betsabé, ni asesinado a Urías          (2 Samuel 11:1-17). 

Esta, también, es una gran razón de por qué los entretenimientos mundanos son tan censurables.   Puede que sea difícil, en algunos casos, mostrar que estos entretenimientos son, en sí mismos, anti escriturales y malos; pero hay poca dificultad en mostrar que la tendencia de casi todos ellos es en gran manera perjudicial para el alma.   Estos entretenimientos (fiestas, parrandas, alimentar los deseos de los ojos…), siembran la semilla de una mente carnal y sensual, batallan contra la vida de fe, promueven un deseo insaciable, malsano y anti-natural por lo excitante, ministran a los deseos de la carne, los deseos de los ojos y la vanagloria de la vida, opacan la vista al cielo y a la eternidad y le dan un falso color a las cosas del tiempo,  perturban la comunión con Dios, haciéndola disminuir.  El hombre que se enreda en ellos es como el que da ventaja a Satanás.

Mi amigo, esfuérzate, tanto como dependa de ti, en mantenerte libre de todo aquello que pueda probar ser perjudicial para tu alma.  Nunca le sostengas una vela al diablo. La gente dirá que eres demasiado escrupuloso, demasiado estricto, ¿dónde está el gran daño de tales y tales cosas? No les prestes atención. Es peligroso jugar con herramientas afiladas, pero es mucho más peligroso el que te tomes libertades con tu alma inmortal.   Aquel que quiera estar a salvo no debe acercarse al borde del peligro.   Debe mirar sobre su corazón como un almacén de pólvora, y ser cauto en no tratar ni una chispa de tentación más de la que pueda resistir. 
1Pedro 2:11  Amados,  yo os ruego como a extranjeros y peregrinos,  que os abstengáis de los deseos carnales que batallan contra el alma,”
Dice el Señor, que los deseos carnales que están en nosotros y que muchos dan rienda suelta a los mismos, batallan contra nuestra alma; ¡Qué interesante! ¿Verdad?  Esos deseos no buscan alegrar nuestra alma, sino destruirla.

Una cosa más deseo preguntarte ¿Qué sentido tiene que ores, "No nos metas en tentación" a menos que tú mismo seas cuidadoso de no caminar sobre la tentación;  y "líbranos del mal" a menos que tú manifiestes el deseo de mantenerte apartado de sus caminos? Sigue el ejemplo de José, --él no solamente rechazó las insistentes solicitudes a pecar por parte de la mujer de su amo, sino que mostró su prudencia en rechazar "estar con ella" (Génesis 39:10). Pon tu corazón en el consejo de Salomón, no únicamente que "no entres por la vereda de los impíos, ni vayas por el camino de los malos", sino "déjala, no pases por ella; apártate de ella, pasa" (Proverbios 4:14,15); no únicamente no estar borracho, sino ni siquiera "mires al vino cuando rojea" (Proverbios 23:31).     El hombre que hacía voto de nazareo en Israel, no solamente se abstenía de vino, sino que se abstenía de las uvas en cualquiera de sus formas. "Aborreced lo malo" dice Pablo a los romanos (Romanos 12:9); no meramente que no lo hicieran; "Huye también de las pasiones juveniles", le escribe a Timoteo; aléjate de ellas tanto como te sea posible        (2 Timoteo 2:22).    ¡Oh, cuán necesarias son tales precauciones.   Lot quiso poner sus tiendas cerca de la pecaminosa Sodoma, y lo perdió todo excepto su vida (Génesis 13:12; 19:1-29). 

Jóvenes, sean sabios a tiempo. No estén siempre probando cuan cerca pueden permitir venir al enemigo de las almas, y aun escapar de él; manténganlo a suficiente distancia. Traten, tanto como les sea posible, de mantenerse libres de tentaciones, y esto será una gran ayuda para mantenerse libres de pecado. 

(3) Por otra parte, resuelve nunca olvidar que Dios te ve.

¡Dios te ve! Piensa en esto.   En todo lugar, en cada casa, en cada campo, en cada habitación, en cada compañía, solo o en una multitud, el ojo de Dios está siempre sobre ti. "Los ojos de Jehová están en todo lugar, mirando a los malos y a los buenos" (Proverbios 15:3), y ellos son ojos que leen tanto el corazón como las acciones. 

Recuerda  que tienes que darle cuentas a un Dios que todo lo ve, un Dios que no necesita descansar, --un Dios que entiende desde lejos los pensamientos tuyos y  para quien la noche es clara como el día     (Sal 139:2,12).     Tú puedes abandonar el techo paterno, e irte lejos, a un país lejano, y pensar que allí no hay nadie que vigile tu conducta; pero el ojo y el oído de Dios están allí delante de ti.    Tú puedes engañar a tus padres o a tus empleados, puedes decirles falsedades, y ser una cosa delante de ellos, y otra a sus espaldas, pero tú no puedes engañar a Dios.   El te conoce por dentro y por fuera.  El sabe lo que tú estás pensando en este mismo instante.  El ha puesto tus pecados más secretos a la luz de Su rostro, y un día ellos saldrán delante del mundo para tu vergüenza, a menos que prestes atención y te vuelvas a Jesucristo. 

¡Qué poco se tiene esto en cuenta!    ¡Cuántas cosas se hacen continuamente, las cuales los hombres nunca harían si pensaran que Dios los ha visto!  ¡Cuántos asuntos se tratan en las habitaciones de la imaginación, las cuales nunca resistirían la luz del día!  Sí, los hombres entretienen pensamientos en privado, y dicen palabras en privado, y cometen actos en privado, de los cuales ellos estarían avergonzados y aterrorizados si fueran expuestos delante del mundo.   El sonido de unos pasos acercándose ha detenido muchos actos de maldad.  Un toque a la puerta ha causado que muchas malas obras fueran apresuradamente suspendidas, y con toda prisa dejadas a un lado.  Pero ¡oh, qué miserable y necia tontería es todo esto!  Hay con nosotros, a donde quiera que vamos, un Testigo que todo lo ve.   Cierra la puerta, corre las cortinas, cierra los pestillos, apaga la luces; esto no importa, no hace ninguna diferencia; Dios está en todas partes; tú no puedes impedir que El entre o evitar que El te vea. "Todas las cosas están desnudas y abiertas a los ojos de Aquel a quien tenemos que dar cuenta" (Hebreos 4:13).
 Bien entendió esto el joven José cuando la esposa de su amo lo tentó. No había nadie en la casa para verlos, --ningún ojo humano para testificar en contra de él;-- pero José fue uno que vivió "como viendo al Invisible": "¿cómo, pues, haría yo este grande mal," dijo él, "y pecaría contra Dios?" (Gen 39:9). 

Te invito, mi amigo, a que leas el Salmo 139. Haz de este Salmo la prueba de todos tus tratos en los negocios de este mundo: dite a ti mismo con frecuencia, “Estoy en la presencia de Dios"   “Lo que hago hoy, él lo juzgará un día”. 

Vive como a la vista de Dios.  Esto es lo que hizo Enoc, -él caminó con Dios (Génesis 5:22).  Esto es lo que el cielo mismo será, --la eterna presencia de Dios.    No hagas nada que a ti no te gustaría que Dios vea.  No digas nada que a ti no te gustaría que Dios oiga.   No escribas nada que a ti no te gustaría que Dios lea.     No vayas a ningún lugar en el que no te gustaría que Dios te encuentre.  No leas ningún libro el cual no te gustaría que Dios te dijera, "Muéstramelo."  Nunca emplees tu tiempo de tal manera que no te gustaría que Dios te dijera, "¿Qué estás haciendo?"

(5) Por último, resuelve escuchar la voz de tu conciencia.

¿Qué opinas de lo que has escuchado?  Sé que no te gustan algunas cosas que digo, pero  ¿Acaso no son ciertas?
Mi amigo, tú tienes una conciencia.  A pesar de nosotros todos estar corrompidos y afectados por la Caída, cada uno de nosotros tiene una conciencia.   Hay un testigo de Dios en un rincón de cada corazón; un testigo que condena cuando hacemos lo erróneo y que asiente cuando hacemos lo correcto.  A ese testigo apelo hoy, a tu conciencia.

Acuérdate de tu Creador en los días de tu juventud.   Antes de que haya pasado el día de gracia, hoy es el día de salvación. Antes de que tu conciencia haya quedado endurecida por la edad y embotada a consecuencia de haber sido constantemente pisoteada; mientras tengas fuerzas, tiempo y oportunidad, ven a Cristo, reconcíliate con Él.  Tu unión con Él será por la eternidad.
Pero también recuerda que el Espíritu no contenderá indefinidamente.  La voz de tu conciencia se tornará más débil e inaudible cada año si te resistes a ella.   Los atenienses dijeron a Pablo: “Ya te oiremos acerca de esto otra vez”, pero fue la última vez que le oyeron (Hechos 17:32).    Apúrate y no te tardes más.   No dudes más, ven al Señor Jesucristo!     Ya has estado mucho tiempo titubeando y posponiendo, pero hoy es tu oportunidad, ven a Cristo de corazón y divórciate del mundo para siempre estar con Cristo, aquí y en el Cielo.

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