miércoles, 22 de junio de 2011

Conociendo a Cristo

                                                                                                                                   La Romana, R.D.
                                                                                                                                  22 de junio de 2011
Sabemos en quién hemos creído?
 Por Guillermo Watts R.
“…yo sé a   quién he creído…  (2 Timoteo 1:12)
La salvación enmarca una cantidad de bendiciones y gracias que tendríamos que hacer una larga lista con temor de dejar alguna  excluida. En este verso, que evidentemente el apóstol se refiere a Cristo, se refiere a la salvación como un conocimiento:”...yo sé...”  La salvación es un saber, es conocer la persona de Cristo de un modo personal y experimental, o sea, no es conocimiento transmitido a través de descripciones verbales. (1Juan 2:3-4).
“Y en esto sabemos que hemos llegado a conocerle: si guardamos sus mandamientos.
El que dice: Yo he llegado a conocerle, y no guarda sus mandamientos, es un mentiroso y la verdad no está en él; “
Todo aquel que en verdad le conoce, es porque ha tenido un encuentro transformador con el Señor Jesucristo, y tal conocimiento se hace manifiesto por una vida caracterizada por la obediencia a sus  mandamientos, no a la ley de Moisés, sino a la ley de Cristo la cual exige que el corazón esté involucrado.

Dijo el mismo Señor Jesucristo:”y esta es  la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado”. (Juan 17:3).
Conocer a Cristo y tener vida eterna son sinónimos.
Es vital conocer aquel a quien crees. Pablo conocía a aquel a quien había creído, quien había creído sus promesas, sus palabras, sus advertencias, a quien había depositado toda su confianza ¿Cómo descansar el destino de nuestra alma en un desconocido?
Aquel a quien Pablo ha creído tiene el poder suficiente para guardar su depósito; en Hebreos 7:25 nos dice que es poderoso para salvar para siempre a los que por medio de Él se acercan a Dios.
¿Conoces a quien has creído?
Si tu respuesta es sí, descansa confiado enteramente en Él, porque serás preservado, no por ti, ni por tu fuerza; sino por Él que es poderoso para hacerlo.
Si tu respuesta es: “no” debes acercarte a Él en búsqueda de conocerle, acércate a Él creyendo que sólo Él puede salvarte.

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